20 de noviembre de 2008

Antiborreguismo aborregado

Él se molestaba, ella nunca le hacía caso.
Él creía en sí mismo.
Ella sentía que no era él quien le hablaba, sino algo externo, una semilla forzada, artificial. Y quizá, además de esa circunstancia externa, él era realmente así y la semilla estaba en concordancia con sus propias tendencias interiores. Pero ella no lo veía. Imágenes congeladas, copas de vino estándar, miradas de reojo, telepatía de telenovela…sólo veía realidad enlatada.

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