9 de junio de 2009

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Piruleta en blanco y negro. Chaparrón de verano. La zapatilla ligera, usada, despojada prematuramente de un patada dada sin pensar. La afonía sensual. El ridículo menospreciado. El sabor a sangre. El estómago a 300. El hormigueo del brazo tras una descarga eléctrica. El olor a lejía. El llorar de ojos. Los dos primeros días de sandalias. Un medicamento nauseático. El ruido adormecedor. El padrastro que no deja meter la mano en el bolsillo. El teléfono olvidado. La tirita mal puesta. La sensación disfrazada de pestaña en el ojo. Una multiplicación mental compleja en un día de no pensar. La sonambulía diurna. ...se queda pequeño.
Hoy fue un día endotérmico. Llorar, gritar, masticar 4 chicles a la vez..nada libera, se incrementa la frustración por no encontrar un medio para expulsar la incomodidad. Asociativo, sumativo y pesante. Ni de sentimientos ni de respeto...es increíble la responsabilidad que tiene una persona en la vida de otra.
Llegará el invierno. Y el verano. (Y no al revés). Y no sé si ésto (ésto) tendrá algún sentido. Pero con sólo pensarlo viene el vértigo a esa incertidumbre agridulce. Aquí ya no sientes el peso de tu responsabilidad, sino el de la otra persona sobre ti.
Paradójico que sea una sensación común, un sufrimiento por la misma causa, la que ahora nos aleje en el camino bidireccional.
Ruido de vasos tras noche de encuentro. Cuánta fuerza se necesita para que el tiempo deje de tener sentido, para que contar las noches o los días sea el factor complementario y no el fundamental.
No libera tampoco esto. Es una masa inexpulsable. Pero hace menos daño que el autoinfringido mecanismo de huida físico. Esa fase pasó. Ni alcohol, ni lloro, ni música atormentante.

2 comentarios:

Alexander dijo...

A veces la catarsis suena tan utópico. Como si haber creado una palabra para describirlo haga más fácil de alcanzarlo...

Anónimo dijo...

Impresionante aún a falta de un minuto.... Me asustas barriguita...