27 de noviembre de 2012

Los lunes son siempre los mismos. Con su rutina, su deambular de gente en la estación…21:45 Subo las escaleras mecánicas y el olor a humo me hace escuchar la voz que anuncia el tren del andén 2 de cada lunes. Y después mis pasos. Tan pronto como viene pasa a un segundo plano, son más las ansias por salir.
Tráfico ligero de lunes y olor a dulce. Las luces de los coches se mezclan con las de la ciudad al fondo. Mientras espero me viene a la mente una cocina pequeña y caótica con una ventana con cortinas de ganchillo que da a una calle amplia, vieja y con el pavimento mojado. Con tiempo y mirada lejana asocio el color teja a algunos lugares que me gustan (será la calidez de la teja? mi inclinación por los tejados?). Con distancia o sin distancia, he descubierto que las cocinas pequeñas y caóticas tienen una extraña forma de aferrarme. Aún así, es la primera vez que el hogar no es tanto un lugar físico, sino unas palabras aquí o al otro lado del teléfono. Puertas, maleta, bolsas y mochila. Vuelta a casa.

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